Ir al contenido principal

El Peso del Agua (Episodio 45)

Había sido un hombre orgulloso, un trabajador que durante años construyó su vida con esfuerzo. La casa en la que vivía, ubicada en las calles menos transitadas del norte del Gran Buenos Aires, había sido en su día su mayor logro. Una casa de clase media que había rozado el lujo en sus mejores épocas, ahora se veía atrapada en un lento y doloroso proceso de decadencia.

Para Juan, la jubilación a sus 70 años, que otrora hubiera sido casi suficiente, apenas alcanzaba para los gastos más básicos. La electricidad, el gas, el agua y las tasas municipales se llevaban más de la mitad de su ingreso mensual. Durante meses, el temor de quedarse sin dinero lo consumió, hasta que un día, en medio de la desesperación, por los nuevos aumentos anunciados por el gobierno, tomó una decisión que nunca pensó que sería capaz de tomar. Con la ayuda de un amigo del barrio, que había sido empleado de la empresa proveedora, hizo una conexión clandestina al agua corriente.

Al principio, el alivio de ver bajar los costos lo tranquilizó, pero la culpa pronto se apoderó de él. Cada vez que miraba usaba el agua, sentía que las cañerías susurraban su traición. Fue entonces cuando escuchó, en un programa de radio, que alguien había sido descubierto por una irregularidad similar. Lo obligaron a devolver lo que defraudando había utilizado, con altísimos intereses. Desde ese momento, la paranoia se instaló en su mente como una sombra persistente.

Empezó a escuchar cosas. Primero fue el ruido del agua fluyendo por los caños, un sonido constante, más fuerte de lo normal. A veces, en medio de la noche, se despertaba creyendo que el agua estaba corriendo sin parar por las tuberías, como si todo el sistema estuviera desbordado. Revisaba la ubicación de la conexión clandestina una y otra vez, asegurándose de que nadie la hubiera tocado, pero no podía sacarse de la cabeza la sensación de que lo estaban observando, esperando el momento para atraparlo.

Las voces en su cabeza se hacían más fuertes, más insistentes. No era suficiente con haber reducido las facturas, porque ahora le parecía que alguien había descubierto su conexión ilegal y que en cualquier momento lo denunciarían. Temía que los vecinos hubieran notado algo, que lo estuvieran espiando. Una mañana, mientras tomaba su café, escuchó una conversación entre dos personas que pasaban por la calle. Hablaban sobre la subida de precios de los servicios y combustibles, y a Juan le pareció que lo mencionaban a él, que sabían lo que había hecho. Se levantó de la mesa con el corazón latiendo desbocado, sudando frío.

Los días siguientes fueron peores. Cada vez que abría el grifo, tenía la sensación de que el agua lo estaba observando, que fluía demasiado rápido o demasiado despacio, como si le estuviera reclamando algo. Las palabras de la radio resonaban en su cabeza: "Devolver lo que había tomado, con intereses", "devolver, devolver". El agua que, a costo ínfimo, llegaba a su casa ya no era un alivio, sino una amenaza constante.

Una noche, mientras intentaba dormir, escuchó de nuevo ese goteo incesante, cada vez más fuerte, hasta que no pudo soportarlo más. Se levantó y fue al baño, buscando la fuente del ruido. Pero no había nada. Ni agua corriendo, ni grifos abiertos. El silencio era abrumador, y sin embargo, el sonido seguía taladrando su mente.

Volvió a la cocina, esta vez decidido a enfrentarse al grifo que le estaba atormentando. Se quedó de pie frente a él, observando cómo el agua goteaba lentamente. La gota cayó con un sonido que pareció multiplicarse en la oscuridad. En su mente, cada gota era dinero, cada gota era una deuda que debía ser saldada.

De repente, por varios segundos las gotas dejaron de caer pero su sonido en el fondo del fregadero aún retumbaba. Juan apoyó la yema de su dedo en la boca el grifo y éste comenzó a succionar. Primero fue una leve corriente de aire que le acarició el dedo índice, y luego el chorro inverso se hizo más fuerte. Juan intentó sacar el dedo pero algo lo retenía. El agua que había estado utilizando sin pagar ahora parecía querer recuperar lo que le pertenecía. 

El chorro invisible atrapó su dedo, tirando de él hacia el interior de la cañería. Juan, aterrorizado, intentó soltarse, pero era como si el grifo hubiera cobrado vida, decidido a reclamar lo que le correspondía. El dedo se le torció dolorosamente mientras sentía que algo lo arrastraba hacia adentro. De repente fue tan fuerte la succión que se tragó todos los huesos de sus falanges, la piel y carne arrugadas empezaron a chorrear sangre.

Siguió succionando, primero su mano entera, luego su brazo hasta el hombro. A medidas que desaparecía su brazo el grifo parecía masticar. La piel se tensaba doblaba hacia afuera y reventaba en una explosión de sangre. Trató de apartarse, de tirar con todas sus fuerzas, pero era inútil. La succión seguía llevándose más y más de su cuerpo. El dolor era insoportable y el espanto tan grande que no alcanzó a gritar. En su mente, cada gota de su ser que desaparecía lo llevaba a un final inminente.

Y entonces, ya no había más. La oscuridad lo envolvió todo y el silencio llenó la habitación. El olor metálico a la sangre desparramada por el fregadero y sus ropas desgarradas por el suelo quedaron como únicos testigos de lo ocurrido. En su mente, ya no quedaba nada por devolver.

El Portal del Caos, sea lo que fuera que eso quisiera representar, tenía su propia vara de equilibrio. A veces daba, a veces tomaba. A Juan le llegó la hora de devolver lo que había tomado, y lo hizo, de cuerpo y alma, cada centímetro cúbico. Sin embargo, no era el único. Las huellas del ente que habita en el portal siguen marcando a otros. Mientras Juan encontraba su destino, otras historias se entrelazaban en el velo invisible que lo conecta todo. ¿Qué sucedió en la Tormenta del Caos cuando el portal reclamó lo que no le pertenecía? ¿O cómo afectó el portal al caminante que cruzó el Primer Umbral? Todo está unido por hilos invisibles, que solo unos pocos logran ver... si se atreven a adentrarse a El Portal del Caos.

Entradas más populares de este blog

El Primer Umbral (Episodio 1)

En el corazón de Mesopotamia, la cuna de la civilización, surgieron los primeros avances tecnológicos que transformarían la vida humana para siempre. Entre los ríos Tigris y Éufrates, el hombre aprendió a domesticar la naturaleza, a canalizar el agua, y a crear las primeras ciudades-estado. Estas tierras fértiles permitieron la agricultura a gran escala, el comercio y el desarrollo de la escritura. Las zigurats, torres escalonadas dedicadas a los dioses, dominaban el horizonte de estas primeras ciudades, símbolos de poder y conexión con los cielos. Naram y su conexión con los astros Naram, un joven astrónomo de 17 años, vivía en la ciudad de Uruk, una de las más grandes y prósperas de su tiempo. Desde pequeño, había mostrado un interés inusual por las estrellas, observando el cielo nocturno con una mezcla de asombro y curiosidad. Mientras otros jóvenes soñaban con riquezas y poder, Naram tenía una visión diferente. Cada mañana despertaba con la misma sensación, c...

El Destino de las Aguas (Episodio 30) | El Portal del Caos

El poder del Portal del Caos El sol brillaba intensamente sobre las aguas del río, reflejando destellos en cada ola que la pequeña embarcación cortaba a su paso. Lucas había pasado los últimos veinte años navegando esas aguas, buscando paz en cada salida. Aquella mañana, algo era distinto. Las orillas, antes acogedoras, parecían más lejanas, y el viento fresco que normalmente lo acompañaba era ahora gélido y extraño. En el horizonte, un remolino apareció, distorsionando las aguas tranquilas. Había escuchado rumores, leyendas locales acerca de algo llamado Portal del Caos , un ente que había existido desde el comienzo de los tiempos... Una lucha contra el destino Mientras se acercaba al remolino, notó la figura de una mujer emergiendo lentamente del agua. Su silueta espectral lo miraba fijamente, con ojos vacíos que reflejaban la soledad y el temor de su alma. No era una simple visión; era una advertencia, un recordatorio de que nadie escapa al juicio del Portal. El timó...

Cinco Mil Dólares (Episodio 32)

En los tranquilos días de verano de 1984, Gregory Samuels, un cajero bancario de 37 años, llevaba una vida tranquila en una pequeña ciudad en el interior de Texas. Su rutina diaria era monótona pero reconfortante, trabajando en una sucursal bancaria que había conocido desde que comenzó su carrera. Sin embargo, un día, fue trasladado a una sucursal diferente, ubicada en la zona este de la ciudad. Conocía a algunos empleados, pero otros eran completamente nuevos para él. A pesar de las diferencias, Gregory asumió que la vida seguiría con la misma tranquilidad de siempre. Todo cambió una tarde, cuando estaba terminando de cuadrar sus cuentas diarias. Al revisar su caja para cerrar el día, notó un extraño sobrante de cinco mil dólares. Revisó sus cuentas dos veces, pero no pudo encontrar el error. Creyendo que el dinero debía provenir de otra caja, decidió consignarlo y entregarlo a su supervisor. Aunque estaba algo preocupado, temía que el gerente, siendo Gregory recién lle...

La Tormenta del Caos (Episodio 27)

El Golfo de México había sido testigo de innumerables tormentas a lo largo de los siglos, pero en el verano de 2005, una fuerza mucho más grande que cualquier huracán estaba a punto de desatarse. El Portal del Caos , que se mantenía silencioso en las profundidades del cosmos, estaba despertando. Aunque el mundo natural estaba acostumbrado a los cambios cíclicos, este evento sería diferente. En los cielos, una energía oscura se agitaba, preparando el terreno para una catástrofe que pocos entenderían. Nueva Orleans y las advertencias En las calles de Nueva Orleans , los habitantes se preparaban para lo que parecía ser otra tormenta tropical. Las advertencias habían llegado, pero muchos, confiados por años de huracanes menores, decidieron quedarse. En medio de esta indiferencia generalizada, había unos pocos que sentían algo más. Entre ellos estaba Marcus , un joven músico de jazz, cuya vida giraba en torno a la música de su ciudad, la vida nocturna, y el bullicio constante de Nue...

El Silencio de la Selva (Episodio 5)

Oliverio siempre había sido un niño curioso. Desde que tenía memoria, los cuentos que su abuela le narraba sobre la selva lo fascinaban. Historias de animales parlantes, espíritus que cuidaban los ríos y seres misteriosos que habitaban los árboles llenaban su imaginación. Aunque vivía en Neiva, una ciudad tranquila a orillas del río Magdalena, su mente siempre vagaba más allá de los límites de su hogar, hacia el corazón de la selva que sus mayores temían y respetaban a partes iguales. El llamado de la selva Una mañana, mientras jugaba cerca de la finca de su familia, algo lo llamó desde el interior del bosque. No era un sonido claro, sino un susurro, suave y persistente, que parecía invitarlo a adentrarse más y más en la espesura. El susurro bailaba entre las ramas, como el eco lejano de una canción que no lograba comprender. Sin pensarlo dos veces, Oliverio siguió ese llamado, alejándose de las tierras familiares que conocía. La vegetación se volvió más densa, y los sonidos del ...

El Eco del Fuego (Episodio 99)

El eco de los incendios venía desde hacía meses, pero nadie en la ciudad lo tomaba en serio, excepto Hernán. Desde que tenía uso de razón, siempre había soñado con desastres, con llamas que arrasaban paisajes, personas huyendo de su propio destino. Su abuela solía decirle que tenía un “don” para ver el futuro, pero a lo largo de los años, esas palabras se convirtieron en una carga. En su último sueño recurrente, Hernán se veía a sí mismo atrapado en medio del monte, rodeado por un fuego imposible de controlar. El fuego no solo consumía la tierra; parecía devorar el aire mismo, dejando a su paso una neblina densa de humo y ceniza. Las montañas, que solían ser el refugio perfecto de paz, se convirtieron en trampas ardientes. A menudo despertaba sudando, con una imagen fija en su cabeza: la ciudad de Capilla del Monte rodeada de llamas, sin escape posible. Aquel día de septiembre comenzó como cualquier otro. El viento Zonda azotaba las calles, moviendo las ramas secas de los árboles...

El Televisor de la Juventud (Episodio 70) | El Portal del Caos

El televisor mágico y la juventud Ricardo era técnico en reparación de televisores, especializado en arreglar desde los modelos más antiguos hasta los más modernos. Un día recibió una llamada peculiar: un matrimonio de ancianos le pidió que reparara un televisor de los años 50, un antiguo General Electric. La pareja mencionó que solo podían ver películas y programas de aquella época y querían que les arreglara la señal para recibir canales más modernos. Una visita extraña Cuando llegó a la dirección indicada, Ricardo se encontró con una casa extraña. Por fuera, parecía un departamento sobrio, pero al entrar, el ambiente cambió por completo. El interior era sombrío y viejo, con muebles y decoraciones que parecían haberse detenido en el tiempo. Los ancianos, que lo recibieron amablemente, caminaban con bastones y lo guiaron hasta el televisor. Un cambio inexplicable Un mes después, Ricardo recibió otra llamada del mismo matrimonio. Esta vez, se quejaban de que el sonido del tele...