El eco de los incendios venía desde hacía meses, pero nadie en la ciudad lo tomaba en serio, excepto Hernán. Desde que tenía uso de razón, siempre había soñado con desastres, con llamas que arrasaban paisajes, personas huyendo de su propio destino. Su abuela solía decirle que tenía un “don” para ver el futuro, pero a lo largo de los años, esas palabras se convirtieron en una carga.
En su último sueño recurrente, Hernán se veía a sí mismo atrapado en medio del monte, rodeado por un fuego imposible de controlar. El fuego no solo consumía la tierra; parecía devorar el aire mismo, dejando a su paso una neblina densa de humo y ceniza. Las montañas, que solían ser el refugio perfecto de paz, se convirtieron en trampas ardientes. A menudo despertaba sudando, con una imagen fija en su cabeza: la ciudad de Capilla del Monte rodeada de llamas, sin escape posible.
Aquel día de septiembre comenzó como cualquier otro. El viento Zonda azotaba las calles, moviendo las ramas secas de los árboles y levantando polvo desde el valle. Desde su casa en las afueras, Hernán podía ver las Sierras, imponentes y silenciosas, como guardianas que protegían la ciudad desde tiempos inmemoriales. Pero ese día, el viento traía un susurro diferente. Un eco del caos que Hernán reconocía demasiado bien.
El Portal del Caos
El Portal del Caos. Aunque no lo entendía del todo, desde niño sentía que algo lo observaba en sus sueños, un portal que lo conectaba con fuerzas que escapaban de la comprensión humana. A lo largo de los años, había aprendido a vivir con ello, aunque sin poder escapar del miedo constante a que sus visiones se hicieran realidad.
El primer incendio lo vio a lo lejos, una columna de humo gris oscuro levantándose entre los pinos en el cerro Uritorco. En cuestión de horas, las llamas comenzaron a avanzar, impulsadas por el viento seco, arrasando todo a su paso. Hernán sabía lo que venía después. Lo había visto una y otra vez en sus sueños. Desesperado, tomó su camioneta y condujo hacia el centro de la ciudad, donde el caos ya se había apoderado de todo. El fuego estaba fuera de control.
El ejército de bomberos, los vecinos y hasta los turistas trataban de contener el desastre, pero la naturaleza parecía implacable. Los helicópteros y aviones hidrantes se turnaban sin descanso, arrojando agua desde el cielo en un intento desesperado por frenar el avance de las llamas. El calor era asfixiante, y el humo hacía casi imposible respirar.
Advertencia del Portal
Lo que sucedió después fue más extraño aún. Hernán sintió cómo el tiempo se detenía por un breve instante. Una calma inquietante lo envolvió, y en medio de la destrucción, apareció frente a él una figura: un anciano cubierto por una capa hecha de cenizas y humo, sus ojos vacíos pero penetrantes.
—"Hemos intentado advertirte"— dijo la figura, en una voz tan profunda como la tierra misma. "Has soñado con esto, pero nunca has escuchado. El Portal del Caos ha abierto sus puertas, y el fuego es solo el principio. La naturaleza se desata cuando no se respeta su poder".
Hernán no podía hablar. Su cuerpo estaba paralizado. De repente, entendió que todas sus pesadillas, todos sus sueños eran más que simples advertencias: eran pruebas. El Portal del Caos lo había estado preparando para este momento.
Salvación de Capilla del Monte
La figura desapareció en un torbellino de humo, y el tiempo pareció retomar su curso normal. El fuego avanzaba rápidamente, amenazando con arrasar las últimas casas al borde de la ciudad. Hernán sabía que no podía salvarlas todas, pero también entendía que no estaba solo. Tenía el conocimiento, aunque no comprendía su origen, de cómo detener parte de esa destrucción.
Corrió hacia los bomberos, señalando las zonas donde las llamas serían más intensas. Sabía exactamente hacia dónde se dirigirían las llamas, y aunque los demás lo miraban con desconfianza, pronto se dieron cuenta de que sus indicaciones eran precisas. Hernán había logrado salvar una parte de la ciudad, pero no sin antes aceptar que su conexión con el Portal del Caos lo ataría para siempre a visiones como esa.
Contexto Histórico
Los incendios en Córdoba han sido devastadores en los últimos años, y los de septiembre de 2024 son considerados entre los peores de la historia reciente. Capilla del Monte, ubicada en las Sierras de Córdoba, es una de las zonas más afectadas, con incendios forestales que arrasan miles de hectáreas de vegetación. Las condiciones climáticas extremas, como el viento Zonda, y la sequía prolongada han facilitado el avance de estos desastres, causando evacuaciones masivas y la destrucción de viviendas y ecosistemas. El cambio climático ha intensificado la frecuencia y severidad de estos incendios, convirtiendo lo que antes era una amenaza estacional en una crisis ambiental persistente.